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viernes, 26 de febrero de 2010

EL PADRINO

Ahora pareciera cobrar sentido el por qué estuve conociendo durante toda una época de mi vida sobre diversas doctrinas, disciplinas, filosofías y religiones, como el yoga, algunas artes marciales, el chamanismo, el hinduismo, el budismo y hasta el esoterismo, la magia y la hechicería.
Porque debía estar lo suficientemente preparado para cuando me tocara vivir algo de lo que estoy experimentando en mi presente.
Una de mis ahijadas tiene una doble tradición religiosa, por un lado tiene la base Católica, como casi todos los Argentinos y por otra, una fuerte influencia hinduista y naturalista, que da la sensación que le viene de una larga tradición familiar. Otras dos de mis ahijadas tienen una fuerte tendencia a la izquierda agnóstica. Otra es bien criolla y entre sus ancestros de seguro hubo algunos aborígenes y ha receptado muy bien la cultura de los pueblos originarios del Norte Argentino. Otro ha recibido una fuerte influencia de la filosofía de las artes marciales. El otro es un Católico bien Católico que necesitaría recibir un impulso para convertirse en soldado de Cristo.
¿Podría estar cumpliendo mi función de padrino habiéndome volcado definitivamente hacia algunas de estas doctrinas no Cristianas?
Pues solo en la medida que me hubiera convertido en una especie de guia de otra religión.
¿Podría desempeñarme correctamente como padrino Católico, si estuviera sosteniendo esa extremada escrupulosidad que me sobrevino, luego de mi segunda conversión, por allá entre los años 2006 y hasta bien entrado el 2008?
De seguro que no, porque la referida escrupulosidad me haría ver solo en blanco y negro y muchas de las elecciones de vida que toman los demás, entre ellos, los que mas amo, me parecerían incorrectas o equivocadas de una manera radical.
¿Podría estar cumpliendo mi papel de padrino, si me hubiera volcado definitivamente hacia ese conservadurismo, casi extremo que también me sobrevino, luego de aquella segunda conversión?
De seguro que no, porque para ser padrino de estos jóvenes de los tiempos actuales, se hace necesario ser un tanto progresista y con una mente lo suficientemente abierta, como para comprenderlos cabalmente y acompañarlos en su camino, hasta que puedan continuar solos en la vida.
¿Podría estar cumpliendo mi papel de padrino, si solo fuere ecuménico?
No, porque para ser un buen padrino de estos jovencitos, cargados de elementos culturales no cristianos, no basta con ser ecuménico, sino que se impone abrirse al diálogo Interreligioso y aceptar lo que puedan aportar unas y otras religiones, en una especie de búsqueda permanente de la Verdad.
¿Podría ser un buen padrino de estos jovencitos, si estuviera consagrado solemnemente, o incluso ordenado como diácono, como alguna vez lo soñé?
En absoluto, porque en ese caso solo pertenecería a la Iglesia, cuando el Pueblo de Dios, no es solo la Iglesia, sino que también lo conforma el conjunto de los fieles laicos, aún cuando muchos de éstos, no sean del todo practicantes y además el Pueblo de Dios está dirigido también a todos los hombres de buen corazón y hasta a algunos pecadores. Es más, siguiendo a Cristo, a estos últimos, los pecadores, debemos terminar llegando, todos los que nos consideramos misioneros.
¿Podría ser un buen padrino de todos estos jovencitos con culturas y creencias tan diversas, si no hubiera sido educado en el secundario por la Orden de la Merced?
Tal vez lo podría ser, pero sentirme un Mercedario mas, me hace sentir un gran anhelo de libertad para mí y para todos ellos, con todo el respeto que le es debido a cada uno de ellos y como consecuencia de ese carisma en pro de la libertad.
Y por último: ¿Podría ser un buen padrino de todos ellos si no fuera Abogado?
De seguro que si, pero serlo me ayuda muchísimo a comprender el secreto mas íntimo de las Organizaciones e Instituciones, como es la Familia, primero que nada y todos los Derechos de las Familias, como así también los demás Derechos Sociales relacionados con ella, y luego el de esa Familia Mayor que conformamos, a la que yo he bautizado; Comunidad Afectiva.
Ser Abogado me permite entender la realidad y la ficción de esa Comunidad y de pretender que tales ficciones se conviertan en realidad, o más bien que esa realidad subyacente, que no se ve a simple vista, pero que se percibe, y en torno a esa Comunidad, vaya cobrando con el tiempo “Corporeidad” y se convierta en iglesia doméstica.-

jueves, 25 de febrero de 2010

BUSCANDO LA PAZ INTERIOR Y LA ARMONÍA

Nueve de la noche de una jornada extraña. Comenzó el día con una fuerte discusión con mi esposa apenas nos despertamos. Como resultado de ella, mi mujer cerrándome la puerta de la casa en la cara, se fue sola al trabajo, en lugar de llevarla yo como lo hago todos los días.
Desde hacía un tiempito venía sintiendo un dolor, cada vez mas intenso en la boca del estómago, por ahí en el plexo solar.
A media mañana, conversando con la señora que trabaja en casa; Virginia, me voy dando cuenta, poco a poco, de qué es lo que me ha estado ocurriendo: El dolor en la boca del estómago es un verdadero manojo de nervios que me ha estado haciendo poner los pelos de punta, con un humor de perro y llevándome a expresar de manera sumamente irascible.
Motivos no me faltaban: La Caja de Jubilaciones de Córdoba me había rechazado, días antes, mi beneficio jubilatorio y considera que estoy en condiciones de regresar a prestar servicios en Tribunales, mi médico de cabecera no piensa igual y me exhortó para que apelara la resolución.
Ahora estoy en manos de Colegas Abogados, que van a llevar adelante el procedimiento recursivo y mientras tanto, ni un solo peso esta entrando por mi parte para la casa, desde hace ya tres meses, con la consecuente crisis financiera para el hogar.
Días antes había chocado el auto, nada más que por un descuido mío.
Además en este mismo tiempo hemos emprendido con mi esposa una dieta para aprender a comer de manera mas sana y prevenir en última instancia, enfermedades cardíacas (que ya se me han comenzado a manifestar tímidamente).
La abstinencia de harinas se ha hecho sentir, como si se tratara de cualquier otra adicción, por poco grave que parezca el asunto y manifestándose también en el humor.
También he estado tratando de disminuir el consumo de tabaco a la mitad de lo habitual en mi y no lo he logrado de manera adecuada, con la consecuente frustración por mi parte y sumado ello a la presión de los que me quieren, para que cuide mis arterias y mis pulmones, que ya han dado signos también de tener diversas patologías.
Y bueno… si sigo contando las adversidades del último mes, debería escribir una larga lista de pequeñas y grandes contingencias que hemos estado padeciendo con Ely.
Todo esto sumado y actuando por medio de procesos de pensamientos y sensaciones inconscientes y no tan inconscientes, debe ser, como he dicho antes, ese dolor en el plexo solar, que se siente como si tuviera una pelota de tenis entre las costillas, que me dificulta el respirar y que por momentos se me expandió hasta la garganta y por otro lado hasta los riñones, dejándome casi inmovilizado.
Llega la media mañana y la conversación con la señora Virginia.
Liberé toda mi bronca contenida, me explayé hablando todo lo que quise, hice mi discurso del caso, y hasta le expliqué algunas cuestiones de política, economía y sociedad y cuando me hube desahogado, bien desahogado, ella me dijo:
Doctor, usted me ha propuesto que nos hagamos un recreo y que nos tomemos un cafecito, yo le acepto pero para que hagamos una oración, pues lo que usted debe lograr es una mayor armonía para que su matrimonio esté mejor.
Le hago caso. Patrón y empleada entonces nos sentamos a la mesa de la cocina con un café y ante el crucifijo comenzamos a hacer la Oración por ésta Comunidad Afectiva a la que pertenecemos, para que todos los que la conformamos podamos continuar adelante con fortaleza, ayudándonos unos a otros y para continuar creciendo todos juntos.
A partir de ahí me di cuenta de por qué había estado tan “malo” con mi esposa según los dichos de ella misma; estaba siendo superado por el estrés, mis nervios se habían exteriorizado y me había puesto insoportable.
Todo menos paz interior ni armonía.
Como a eso de las diez de la mañana partí para Casa Club Bien Estar, el Centro de Día donde realizo varios talleres artísticos, hoy miércoles me tocaba el que mas me gusta de todos: Expresión Corporal y Teatro.
Estando ya entre mis amigos del taller, primero bailamos y comencé a soltar mi cuerpo. Luego comenzamos a practicar una obra que nos hace divertir a todos, la tensión fue pasando cada vez más.
En eso me llama, en medio de la clase, mi esposa y le digo que luego le hablaré.
Al fin, después de tomar la clase me dispongo a comunicarme con ella. Busco una habitación desocupada de la Casa y me siento cómodamente en un sillón donde nadie me escucha. Le hablo y comenzamos a conversar muy civilizadamente.
Me hace ver otra vez que desde hacía varios días la estaba tratando mal, a ella y a todo el que se me cruzaba por el camino. Le doy la razón y me disculpo, pero me doy cuenta que esa armonía familiar también dependía de ella, y le pregunto: Vos sabes lo que a mí me toca para que mantengamos la calma en estos tiempos difíciles… ¿Pero sabes lo que te toca a vos? Me comienza a esbozar algunas ideas, pero antes de que terminara la interrumpo y le pido que lo hablemos en casa, a la hora de la sobremesa. Nos despedimos cariñosamente y quedamos en encontrarnos a la hora del almuerzo. Una vez más hicimos las paces, luego de una discusión y un breve distanciamiento emocional, cosa de lo más común en nuestro matrimonio.
A partir de allí todo comenzó a mejorar. Primero fui con mis amigos a tomarnos un recreo después del taller. Hablamos como de costumbres de cosas divertidas y profundas, hasta que llegó el almuerzo para ellos y yo me fui a mi casa para preparar, a mi vez el almuerzo para nosotros.
Mientras la comida se preparaba, me puse a revisar mis mails y a comunicarme con algunas de mis comunidades virtuales. En todas había interesantes novedades.
Por fin nos encontramos con mi esposa y nos sentamos a la mesa. No conversamos del tema que estaba pendiente, sino que nos pusimos a contar nuestros respectivos días para después ir ella a dormir un rato la siesta y yo a trabajar a mi estudio.
Al finalizar mi trabajo recibo un mail de una amiga de lo más interesante. Cabe destacar que, da la sensación de ser hinduista, ya que sigue muy de cerca a un determinado gurú.
Por motivos diferentes a los que estaba viviendo por estos días, mi amiga me aconseja recuperar la paz interior y para ello: “…salirse del plexo solar (centro de creatividad de muchos artistas y centro de la emocionalidad más a nivel mundano) y pasar a centrarse en el corazón, que es el centro del amor y de los sentimientos más puros y elevados: sea compasión, tolerancia, paciencia, comprensión, empatía. Todas virtudes que alguna vez alcanzaremos a largo o corto plazo en nuestro camino de evolución…”
Me dan ganas de contestarle desde mi Fe Católica, en la misma dirección que ella me está tratando de sugerir y comienzo entonces a meditar qué escribirle.
Me acuerdo de mi otro artículo de este blog “Reencarné en Navidad” donde en alguna u otra forma menciono este plexo solar (manipura chakrá) y donde lo relaciono con el poder de la mente y el fuego manipulador, según las enseñanzas que me había impartido, el mes anterior, el Ermitaño y que yo lo vine a relacionar con las relaciones iniciáticas y discipulares, que mi propio médico de cabecera me había “denunciado” en cierta sesión, con respecto a ese vínculo que tengo con mis amigos mas jóvenes, a los que he bautizado “ahijados”.
Me venía dando cuenta por éstos días que la new age me ha influenciado durante gran parte de mi vida y que toda esa historia de los maestros, aprendices, instructores y discípulos de las artes marciales, el yoga y otras disciplinas orientales, había calado hondo dentro mío, a pesar de mi sólida formación Cristiana. Pero también ha calado hondo mi educación familiar, ya que provengo de una familia de ancestros italianos y españoles, ambos de fuerte tradición patriarcal y verticalista.
Todo esto sumado al hecho de ser ariano, de por si, con una tendencia al liderazgo, al igual que todos los signos de fuego, me había venido a convertir en una persona adepta a la idea de autoridad vertical y por encima de todo, basada en la edad y la experiencia de vida.
Me ha encantado siempre el respeto a los mayores.
Voy dándome cuenta entonces de uno más de esos procesos de pensamientos inconscientes que habían estado formando la pelota de nervios.
Mi responsabilidad para con mis amigos más jóvenes y algunos parientes y mi forma de proceder ante ellos.
Estaba descubriendo que en ese proceder mío había mucho de esto que mi médico le llamó “iniciático” y lo que me estaba preocupando, un poco de manera inconsciente y otro tanto de manera consciente, era que todo lo iniciático lo veo relacionado bastante relacionado con el esoterismo, que siempre me fascinó y contra el cual debo luchar como penitente.
Además, por otro lado, las historias de maestros y discípulos, tan extendidas en nuestra cultura joven de la actualidad, a través de la new age y la ciencia ficción, también siempre me han fascinado, y mi encanto, me ha llevado hasta la misma confesión sacramental de ese “deseo por ser maestro” (sin serlo), que no está relacionado con otra cosa mas que con el “mal ego” y en definitiva la vanidad, cuando no se trata de una verdadera maestría, bien auténtica, como por ejemplo la que se alcanza por medio de un título, debidamente otorgado por una institución académica.
En nuestra cultura occidental, la maestría es formal, es decir como consecuencia de una carrera y el reconocimiento, por parte de la academia, a través de un certificado y luego de diferentes pruebas y exámenes.
Los títulos de hecho, son solo honoríficos que reconoce la sociedad, a través de diferentes instituciones, a personas notables. Pero en última instancia este reconocimiento social también es formal, aunque podríamos decir que no es solemne, como el de las academias, en especial las que tienen reconocimiento oficial.
En nuestro cristianismo el Magisterio es primero que nada del Espíritu Santo y de Él todos sus fieles somos sus discípulos, cuando le vamos entregando nuestra vida. Y en segundo lugar este magisterio lo portan de manera formal el Papa y los Obispos, nada más.
El resto de los fieles laicos somos, cuanto mucho, meros colaboradores en la tarea de enseñanza.
Sin embargo, existen algunas tesis canónicas que proponen conceptos como los que se transcriben a continuación:
El laico participa del Ministerio Profético de la Iglesia, desde que da un testimonio de vida de su “esencial contradicción” y una síntesis viva de cómo la ha superado, a través de su Comunión con Cristo que lo salva de esa contradicción.
Esta participación en el Ministerio Profético de la Iglesia, lo hace ser en el mundo un evangelizador muy fecundo, que da un signo permanente de la Misión Redentora de Cristo, y por ello ayuda a redimir a otros, a través de la formación.
El laico es “formador de formadores” y actúa en medio del mundo, en especial el hombre y la mujer casados.
Y finalmente debemos decir que esa profecía que realiza el laico, por medio de su testimonio de vida, nada tiene que ver con esa otra que se propone desde los círculos esotéricos, mas relacionados con la magia, la adivinación y la predestinación.
La profecía del laico es solamente un testimonio personal de haber estado como “muerto” y haber resucitado, luego de haber sido redimido por Cristo y ésta profecía puede ser transmitida y enseñada de tal manera que podemos decir que uno de los “carismas” de los fieles laicos; es enseñarla como verdadero maestro
.
Lo que buscan estas tesis canónicas es que La Iglesia, le reconozca al fiel laico este carisma especial y se formalice más su desempeño en el mundo como formador. Desde éste punto de vista, se propone denominar a esta especie de maestría (carisma), entre otras vocaciones especiales de los laicos; Ministerio de Evangelización en el mundo.
Como primera conclusión entonces; una de las razones del manojo de nervios era esto de estar cayendo otra vez en la tentación de estar actuando como uno de esos maestros paganos (sin ser pagano ni maestro) frente a mis amigos, sin tener todavía un debido reconocimiento social, ni religioso que fuera formal y que me “autorizara legítimamente” a ejercer ese carisma; es decir adelantándome a los tiempos y acontecimientos, todo ello, fuertemente influenciado por la vanidad y el anhelo de poder que todos los seres humanos tenemos, muy secretamente en nuestro ego mal avenido.
Como segunda conclusión otra de las razones de estos nervios era el temor de estar haciéndoles un daño psicológico a estos amigos y parientes que tanto amo.
Como tercera conclusión, estaba esa otra cosa que todavía no se determinar bien a ciencia cierta, que es esa especie de competencia por el poder entre iguales como somos mi esposa y yo. Ambos un equipo de pares y como si esto fuera poco, los dos signos de fuego, ella sagitario y los dos con tendencias al liderazgo.
Por supuesto también que en la formación de la pelota de nervios estaba repercutiendo la preocupación económica y los demás acontecimientos adversos que ya mencioné al principio.
Solución al problema (Síntesis): En alguna medida tal cual lo propuso mi amiga hinduista, pero a la manera Cristiana: Un profundo examen de consciencia para descubrir dentro de mi interior los pecados de la vanidad y la ira de donde se derivaron mis últimos actos (como consecuencias de las luchas por el poder), el reconocimiento íntimo de tales faltas, primero a través de la Oración y luego en la meditación. La confesión pública de las mismas, como testimonio de la contradicción por la que he estado atravesando entre el bien y el mal y finalmente el arrepentimiento y propósito de enmienda tratando de buscar mayor humildad en la manera de proceder con mis amigos y parientes mas jóvenes, sin tener que llegar a la confesión sacramental ante el cura, por no tratarse de pecados mortales, sino mas bien de otros, por demás naturales en todos los hombres, o también llamados veniales (orgullo, bronca e impotencia).-
Finalmente el paso del ámbito del poder personal (manipulación y plexo solar) hacia el verdadero amor, que le hace sentir a uno; primero, una situación de mayor igualdad y fraternidad en las relaciones sociales, en lugar de cuestiones verticalistas, basadas, nada mas que en la autoridad que brinda la edad y la experiencia, como así también en la filiación (padres – hijos y por extensión: padrinos – ahijados). Segundo; la sensación muy intima e intuitiva de haber estado siendo guiado durante todo mi proceso interior por el Maestro Jesús, a través de su Espíritu Santo, hasta la comprensión total del asunto y el pedido de perdón de mi parte. Tercero; Sensación de recibir como una gracia especial de parte suya y no como conquista personal; La tan ansiada paz interior y la reconciliación con los demás, pero por encima de todo la comunión espiritual con Él.
Cuarto; el ingreso progresivo hacia la compasión, la misericordia, la mayor tolerancia, la paciencia, un mayor respeto y comprensión y con todo ello, el acceso a la virtud de la templanza o “Ecuanimidad” y el definitivo ingreso a la práctica personal de cierta disciplina que yo mismo he bautizado de la Ecuanimidad.
Por último, la entrada definitiva al ámbito del corazón (Anajata chakrá) y “la extinsión absoluta y contundente” del dolor en la boca del estómago.
Como plus, un nuevo pacto celebrado a la noche con mi esposa, sobre aspectos de lo más cotidianos de la convivencia y con ella la armonía familiar:

Nuevo Pacto Matrimonial:

Habiendo tenido antecedentes de prodigalidad que me tornan demasiado gastador, y siendo ella excelente administradora, pasó a ser, desde hace tiempo y por mutuo consentimiento; La Ecónoma del Hogar con facultades ejecutivas, y que hoy necesita de mi parte; medidas de ajuste, ahorro, y colaboración con dicha administración, propia de épocas de crisis financieras y económicas, además de la función consultiva que ya había quedado afianzada con anterioridad.
Además me toca a mí ser hombre cada vez más templado y tratarla con un mejor modo cada día, no poniendo el énfasis en sus defectos, sino en sus virtudes y ventajas y por encima de todo siendo tolerante y “paciente” con ella, para expresar de éste modo una manera especial de ternura y cariño.
Por su parte ella reconoció perfectamente que para mi es tan importante la cuestión del orden y la comida saludable, como es para ella el tema de la buena administración y que a pesar de ser del eneatipo cinco, le toca atender esas necesidades mías (y nuestras) que no siempre estuvo dispuesta a satisfacer en los primeros tiempos de nuestro matrimonio. Por ello es que reconoció que su parte en la construcción diaria de la armonía matrimonial pasa principalmente por: mantener las cosas en su lugar y la casa presentable en todo momento y repartirnos las obligaciones de hacer las compras y cocinar, para mantenernos constantes en “el aspecto alimenticio” de nuestra disciplina de la ecuanimidad, que apunta a ser lo mas naturista posible.