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miércoles, 31 de marzo de 2010

CONTESTACIÓN A LA CARTA ANTERIOR

Amigo Baltasar:

Como lo dice el viejo dicho; los extremos se tocan.
Uno puede estar inclinado hacia la izquierda, por sentir que la riqueza debe ser distribuida más equitativamente, por una mayor intervención estatal.
O puede estar, en cambio, mas inclinado hacia la derecha por considerar que un libre mercado debidamente llevado adelante por empresarios y políticos responsables, va a traer para la nación toda la riqueza que hace falta como para que todos tengan un buen empleo y no les falte así nada fundamental.
Pero si los extremos se tocan, lo grave es que lo hagan cuando se tocan en los extremismos como la extrema izquierda o la extrema derecha, que hacen que de una u otra forma, se pierda el objetivo del bien común, para mirar solo a los intereses sectoriales.
Es bueno que los extremos se toquen, pero no en los extremismos, como por ejemplo en el poder autocrático, sino que se toquen en esos extremos menos fundamentalistas, mas flexibles y permeables, que son unidos porque ambos comparten un punto en común, como es en nuestro caso; “el centro”; que trata de ver las virtudes y las ventajas de unas y otras doctrinas políticas con un espíritu, si se quiere un tanto sincrético, y si se me permite esta expresión mas vinculada con lo artístico, justamente empleada por la afinidad que tiene esta política particular, de hacer de la diplomacia y la mediación, un verdadero arte.
Que uno y otro amigo estén en la centro derecha y centro izquierda respectivamente, es suficiente para sentir dentro de uno que ese viejo aforismo al que hemos hecho mención al comienzo, funciona en nuestro caso; Los extremos se tocan. Sin embargo lo que se entiende comunmente por este dicho es justamente lo que trato de denunciar: Que la extrema izquierda y la extrema derecha también se tocan.
Tal vez el dicho funcione para ambos conceptos, tal vez uno haga que el otro resulte contradictorio, pero yo pienso en la relación con mi esposa.
Ella también adscribe al conservadurismo, tal cual lo deje de manifiesto en mi post (De regreso al hogar del 20 de marzo) y para mí, aunque ella piensa y actúa muchas veces de manera contraria a la mía, nadie duda que nos complementamos de manera absoluta y que nos complementamos nada mas y nada menos que en un mutuo progresismo.

CARTA SOBRE IDEOLOGÍAS Y POLÍTICA

Amigo Leandro:
Te prometo que te voy a regalar el libro que te dije el día de tu cumpleaños.
Quizás me demore un tiempo, pero te lo voy a dar.
He estado leyendo uno de tus escritos en el blog, sobre las ideologías políticas.
Sabes que quien te escribe es de índole de centro-derecha, muy vinculado al conservadurismo argentino, y a grandes políticos como Julio Argentino Roca y Carlos Pellegrini, entre otros. No creo que el combate a la pobreza o a las grandes desigualdades, sea patrimonio exclusivo de izquierda. La derecha también puede tener sensibilidad social. Pensá que cuando a Argentina llegaban millones de inmigrantes desposeídos desde Europa, acá lograban el progreso social y económico de sus familias, y mientras eso pasaba, Argentina tenía gobiernos de clara tendencia derechista.
El conservadurismo argentino, aunque políticamente cerrado y compuesto de gentes del Patriciado, desde el punto de vista socioeconómico era netamente progresista.
Lamentablemente a ese patriciado se lo denomina muy mal como “oligarquía". En realidad era una "Aristocracia".
Vos sabes muy bien la diferencia entre "aristocracia" y "oligarquía".
La primera es un selecto grupo de clase alta que gobierna teniendo en cuenta los intereses de todos, mientras que la segunda lo hace teniendo en cuenta sus intereses de clase. El conservadurismo argentino, encarnado en la Generación del 80, fue una aristocracia, ya que gobernó para beneficiar a la población nativa y extranjera, fundando escuelas, universidades, promoviendo la agricultura y la ganadería, entre otras cosas.
"Mi hijo, el dotor", refleja el avance social de mucha gente de esa época. Además era un país muy rico y muy importante en la época.
Lamentablemente el conservadurismo argentino, al que yo adscribo, está en plena decadencia desde el Golpe de Estado de 1943, que derrocó al último presidente conservador Ramón Castillo. Argentina necesita renovar ese conservadurismo, pero esta vez con un sistema democrático.
El conservadurismo debe renacer pero adaptado al régimen democrático.
Dios quiera que esto ocurra.
Saludos afectuosos.
Baltasar.

sábado, 20 de marzo de 2010

DE REGRESO AL HOGAR

Terminó el campamento. Fueron cuatro días muy intensos. Y fueron cuatro en lugar de dos, porque llegué a un acuerdo con Ely. Nos íbamos a ir con la carpa chica (para dos personas, de fácil armado y de tan solo un kilo y medio de peso) como para poder caminar con nuestras mochilas, desde donde dejamos el auto, hasta donde acampamos, que está como a un kilómetro de distancia, en medio del monte. Las lluvias de la semana pasada le hicieron temer y pensó atinadamente, que muy probablemente nos mojaríamos todo, sin nos tocaba una tormenta como las del jueves o viernes de la semana anterior. Y las temperaturas de esta época del año no están como para que tal cosa nos sea indiferente. Mojarse todo, en esta época implica, en las sierras, pasar frío.
Así que me propuso que lleváramos la carpa grande, que la tenemos para cuando vamos a campings, y ahí nomás le hice mi contraoferta: Yo hago de porteador y te llevo la carpa pesada hasta el campamento, siempre que estemos cuatro días en lugar de dos. Aceptó gustosa y ahí nomás nos estrechamos las manos en señal de trato hecho.
Cabe destacar que la carpa grande es una estructural de dos dormitorios y comedor, que pesa alrededor de 15 kg.
Cuando llegamos al lugar me tocó cumplir con la parte que me correspondía del trato, mi mochila pesaba alrededor de 30 kg, y la suya no llegaba a los 15 kg. Pero lo transporté gustoso, pensando en todo lo que nos esperaba por compartir y recordando aquellos porteadores que supimos contratar con un grupo de amigos expedicionarios, cuando fuimos al Machu Pichu, en el año 1993, yendo por el camino Inca. Estos eran tres y llevaban en grandes bultos sobre sus espaldas las carpas y todos los utensilios para acampar. Así iba yo ahora, con la pesada carpa, el colchón inflable, el inflador, el sol de noche, las ollas, etc., etc. etc….
La señora en cambio, solo llevaba su ropa, la bolsa de dormir y algo de comida. Igual que aquellos expedicionarios de los 90. Era como que estuviéramos experimentando un sorpresivo giro del destino.
La cuestión me recordaba a las damas de otras épocas, que eran bien mimadas por los caballeros, en lugar de ser como esas iron girl de hoy en día, que en nada se diferencian a los hombres más fuertes y que compiten con ellos hasta en los deportes de mayor riesgo y resistencia, como el paracaidismo, los triatlones o el andinismo.
Ely por el contrario es una mujer, como ella misma lo dice, de lo más conservadora y como un aspecto de su conservadurismo, está esto de ser de lo más delicada y frágil, no por ello dejando de ser mujer de lo mas fuerte. No por nada el micro emprendimiento que lleva adelante es de venta de cosmética, perfumería y artículos para la belleza y la estética de la mujer y el hogar.
Así que gustoso hice las veces de porteador y después de cargarme con ese peso tremendo sobre mis espaldas, por fin llegamos al campamento.
Acampamos otra vez en las cercanías de Flor Serrana, a diez metros de la Apacheta, erigida por mi amigo Baltasar y por mi, en enero próximo pasado como “Santuario de los Campamenteros”, por ese sacerdocio común del que gozamos todos los laicos.
La Señora me contó que había tenido una mínima instrucción cuando niña en un grupo de girl scouts y como tal, sugirió que armáramos la carpa en un lugar al descampado.
En mi pretendida función de guía, con una formación mas bien temeraria, me volqué más hacia la costumbre de los hippies, que a la de los scouts. Ya que a aquellos les gusta acampar debajo de los árboles, tal cual los descubrí en otro de mis viajes, en ese entonces por la Península Valdez, cuando vi sus campamentos entre los frondosos árboles de un tupido bosque en un camping de Puerto Pirámides.
Fue así que elegí de entre los árboles extranjeros, de ese monte serrano, la mora mas grande que pude encontrar, para poner debajo nuestra carpa.
Digo temeraria, porque como bien decía mi esposa, si le caía un rayo al inmenso árbol, nadie nos salvaría. Pero para mi la sombra de un buen árbol era más atractiva que la prevención.
En fin ahí quedó armada la carpa, bajo el árbol y por cierto no estaba de lo mejor armada porque la topografía del terreno no lo permitía. ¡Más temeridad de mi parte!
Fueron pasando las horas y los días y fui dándome cuenta que mi función no era la de guía, como lo había supuesto y como había sido casi siempre, cuando llevaba nuevos expedicionarios de campamento.
Me fui dando cuenta que mi función era mas que nada la de acompañante y que éstas eran “sus vacaciones”, tal cual ella me lo había venido diciendo desde hacía un tiempo y que a mi me sonaba un tanto egoísta de su parte, aunque tenía toda la razón porque yo era solo su compañero.
Y me di cuenta de ello por todas las adversidades que me tocó experimentar, como si el destino se hubiera empecinado en contra mío.
Creo que recibí unas cuantas lecciones en éste viaje, y algunas de ellas estoy tratando de expresar aquí.
Si ustedes han venido siguiendo éste blog, habrán leído que hay un artículo, titulado “Reencarné en Navidad” del mes de enero, que habla de los chacras y en especial del chacra del plexo solar o manipura chakrá. Dicen los practicantes del yoga que es el chacra del poder personal, del poder de la mente y hasta de la manipulación. Que el mismo se encuentra en el plexo solar y que está vinculado con el elemento fuego.
Parece que durante toda mi vida he estado demasiado concentrado en éste chacra y que el fuego y “su facinación”, han sido características muy mías, hasta el punto de llevarme a actuar muchas veces como un hombre manipulador, lamentablemente, y en especial por ser ariano y bipolar, lo cual es muy propio de éste tipo de personas.
Pero reconocerlo no es para sentirme mal conmigo mismo ni para golperame el pecho, sino para comprenderme mejor y comprender también a los que me han acompañado en la vida, y fundamentelmente para darme cuenta, como lo propone el kundalini yoga, hacia donde debo focalizar ahora toda mi energía. Hacia el chacra del corazón, tal cual lo he escrito también con anterioridad (Buscando la paz interior y la armonía del mes de enero).
La cuestión es que estas fueron las vacaciones de mi esposa y yo fui solo su compañero de viaje, no fui su guía, como era mi costumbre con otras personas y en épocas pasadas.
Ella manejó la situación, un poco también porque es de otro signo de fuego, sagitario y porque también tiene tendencia al liderazgo, pero fundamentalmente, porque es del eneatipo cinco del eneagrama y tiene una gran afinidad con la característica ermitaña del hombre y puede mantener un contacto místico con Dios y el mundo invisible.
Así que ella pudo decirme en cierto momento estas palabras:
En este campamento he aprendido algo nuevo: Lo hermoso que es disfrutar el momento y estar totalmente a solas con Él (Cristo).
Imagínense ustedes que para un hombre como yo, de lo más sociable, y aún cuando en todos estos últimos años me he estado familiarizando mucho con el aspecto ermitaño de los seres humanos…, estar realizando un campamento, en medio del monte, sin ninguna civilización, sin absolutamente nada de tecnología, ni siquiera un aparatito para escuchar música, sin una proveduría cerca, como para ir a comprar un refrigerio en mis horas difíciles, como el anochecer, pero fundamentalmente acompañado por alguien que es feliz leyendo el libro Cosmos de Carl Shagan, haciendo con su nueva cortaplumas una pequeña talla en madera, rezando todos los días el rosario en la Apacheta, observando en total silencio el cielo diurno y nocturno y en fin… estando a solas con Él. Y aún cuando yo he ido infinidad de veces a las sierras en estas mismas condiciones, es decir sin nada de civilización, sin ir más lejos; en el enero próximo pasado cuando fui a mis dos diferentes destinos; Cuesta Blanca y Flor Serrana. Soportar todo ese silencio y esa soledad fue de lo más difícil para mí, incluso cuando en Enero estuve solo con mi perra en Cuesta Blanca por cuatro días en las que fueron esas si: “mis vacaciones”.
Me fui solo, pero no estuve demasiado tiempo solo. En esa oportunidad me encontré con el Ermitaño, hábido de conversación, y todos los desayunos, las cenas y algunos almuerzos compartimos largas charlas de lo más interesantes.
Con mi esposa fue de lo mas extraña la experiencia y otra vez se percibió el giro del destino, a pesar de no ser ella una verdadera Ermitaña como el de Cuesta Blanca, actuó de manera mucho mas ermitaña que aquel en ese campamento.
Y eso me permitió aprender mi segunda lección: “Toda la vida, por mas que había hecho innumerables campamentos, estuve siempre acompañado y ejercí siempre una situación de cierto poder frente a estos compañeros”. Siempre me las había arreglado para captar sus atenciones, con mis cuentos, relatos y filosofías y cuando esto ya no funcionaba, me las arreglaba para captar esas atenciones con “mis valentonadas” que gracias a Dios siempre salieron bien porque estuve acompañado en todo momento por mi ángel de la guarda, que como he dicho muchas veces trabajaba tiempo completo para mi durante mi adolescencia y juventud.-
En el anochecer del tercer día me di cuenta de muchas otras cosas mías: Me di cuenta que en mis épocas pasadas, cuando llegaba esa hora difícil para mí, entre todos los campamenteros preparábamos el fogón, cenábamos y luego nos disponíamos a tomar alguna bebida alcohólica para amenizar el momento. Muchos de los que me acompañaban por aquellas épocas siguieron con esa costumbre diaria. Yo debí abandonarla por diversos motivos, el principal de ellos es que con mi tratamiento actual no puedo tomar bebidas alcohólicas, salvo en contadas ocasiones, para festejar y solamente con una copa de buen vino o champaña.
No caben dentro de mi nueva vida “las bebidas espirituosas” para alegrarse y en cierta forma “evadirse del tremendo aburrimiento de ciertos momentos del día".
Esta, mi mujer me enseñó también en ese atardecer gris en las sierras, que ella casi nunca se aburre, por lo que nunca se siente tentada de acudir a los diferentes estimulantes de los que en el pasado he echado mano.
Poco a poco, me iba dando cuenta que la verdadera guía del campamento era ella y que yo solo estaba actuando como un mero compañero, tal cual lo he dicho varias veces en este escrito y para poner énfasis en lo curioso que me resultó, este nuevo rol.
No era yo esta vez el que manejaba las diferentes situaciones, sino ella y por supuesto Dios. Y me empecé a dar cuenta de ello, a penas llegado al lugar y fui a ver la Apacheta.
En el santuario se podían ver los rastros de una excursión anterior, aunque posterior a la que hicimos con Baltasar en enero, y cuando me puse a investigar logré descubrir que habían sido nada mas y nada menos que Scouts, esos de los que cuando era jovencito me reía, por todas las reglas que debían cumplir ante sus superiores y a los que ahora he pasado a admirar, por la vida sana que llevan adelante.
Justamente rastros de scouts fue los que “nos regaló” Dios y fue evidente que ese regalo no fue para “el irreverente campamentero hippie”, sino para la conservadora campamentera scout.
Y a esta antigua girl scout, que no tuvo la oportunidad de ser constante con su grupo de la infancia, ya que el mismo se disolvió y a la que solo le toco ir una sola vez de excursión, San José, a quien hace muchos años declaramos padrino de nuestro matrimonio, justamente en su día: la madrugada del 19 de marzo, le dio un verdadero bautismo, con una tremenda tormenta de lluvia, relámpagos, viento y granizo, que nos hizo caer la mal armada carpa, para tener que salir los dos a levantarla en medio de la inclemencia del clima y en plena oscuridad.
A ella le regaló Dios la sensación de valentía que sintió esa noche, cuando se dio cuenta que “pudo lograrlo”, superando así a todas sus imaginarias amigas citadinas, que se hubieran virtualmente desesperado ante tremenda tormenta.
A ella le regaló esa Apacheta mejorada y desmalezada por los scouts. A ella le dio la razón de que a la carpa grande, hay que armarla en un lugar llano y lo suficientemente grande, como para colocarla como “Dios manda”, con todos sus vientos y estacas bien puestos, para que no se venga encima con la primera tormenta, como si se tratara de un simple toldo precariamente armado.
A ella le regaló Dios la sensación de “humilde poder personal”, que sintió cuando se metió en día nublado al agua fría del río, haciendo caso omiso a su costumbre de toda la vida, y de lo más confortable de bañarse solo con agua caliente de calefón.
A ella la estuvo acompañando el Maestro Jesús, en estas, sus vacaciones y a mi me dio en cierta medida me dio la espalda, o mas bien me enseñó a través de mis desatinos y mis errores, haciéndome fallar una y otra vez en todos mis intentos desaprensivos, hasta cuando quise encender ese fuego con leña húmeda, totalmente convencido que lo iba a lograr y para regalarle a mi esposa, o mas bien para fascinarla, con un fogón de despedida, la noche antes de partir.
Por mas que lo intenté encender con papel, paja y hasta con el mismo calentador a gas, no lo pude lograr y me terminé dando por vencido para irme a dormir ya totalmente sin fuerzas y desanimado.
No había que fascinarla a ella. Fascinar y encantar lo había hecho en innumerables oportunidades y no hubiera sido novedad alguna.
Era ella la que me debía fascinar a mí, con su silencio interior, su riqueza espiritual, su sensatez, su delicadeza y su gran humildad y como ya dije su liderazgo y su fortaleza.
Es a ella a la que debo aprender a amar incondicionalmente como lo manda el chacra del corazón, y no tratar de manipularla, aunque sea mínimamente y como impulso natural de mi personalidad a través de mis desenfrenos de corte machistas.
Es a ella a la que debo continuar descubriendo día tras día, porque tiene dentro de su corazón, un gran tesoro por descubrir que lo va revelando muy de a poco, a medida que uno se va ganando su confianza y ella abre con su llave el cofre de ese tesoro.


lunes, 15 de marzo de 2010

DE HERMANOS Y VOCACIONES

Querido Hermano: Me enorgullecí mucho de mi hermano cuando mamá me contó de tu viaje y de ese padrinazgo que ejercen desde hace años, los ex alumnos liceistas, con el pueblo wichi.
¡Está muy bueno lo que estan haciendo! Mandarles camiones con víveres y tecnología de todo tipo. Y me da mucho gusto que éste año los puedan ir a conocer en persona.
Y fijáte vos como son las cosas de la vida. Los caminos nos van acercando más y más con el transcurrir de los años y la madurez: Tu padrinazgo hacia mi persona, Los Wichis, los vulnerables y los pueblos originarios (también vulnerables), tu hija Josefina y mi padrinazgo hacia ella, su vocación social, su acción social con los pobres. Nuestro padre y mentor, Humanista Clásico, como ya quedan pocos y su histórica preocupación por la política y la ética. Nuestras vocaciones; social, emprendedora y técnica, el secundario en humanidades y ciencias sociales de todos nosotros, el Derecho Social, la empresa, socios en la constructora, las gestiones administrativas etc. ¡Está bueno todo ésto! ¿No te parece? Festejo por todos los puntos en común que compartimos.

sábado, 13 de marzo de 2010

SEGUNDAS VACACIONES

¡Por fin le llego la hora de las vaciones a mi esposa!
¡Cuán cansada estaba del trabajo de todo un año!
Ahora nos toca a los dos, porque si ustedes recuerdan, en Enero me había ido solo con mi perra.
La situación económica del matrimonio no es buena actualmente, tal cual lo he escrito en otros post. Así que hemos decido ir juntos en carpa otra vez, después de seis años que no lo hacíamos.
Otra vez a Flor Serrana, el lugar que ha quedado firme como "Nuestro Lugar".
Nos íbamos un par de jornadas, nada mas. Pero las lluvias de éstos últimos días me ayudaron, dado que la carpita chica, esa que podemos llevar hasta el lugar donde nos gusta ir, cerca de un kilómetro desde donde dejamos el auto, no tiene sobretecho y la temperatura ya no es la misma que la de Enero, en donde uno se podía mojar tranquilo y luego secarse sin problemas.
En marzo está mas fresco y si nos llueve toda la noche y nos toca mojarnos todo, no queda otra que el frío.
Así que las lluvias le hicieron pensar en la carpa grande, esa estructural que utilizamos para cuando acampamos al lado del auto y no hace falta que la transportemos en la mochila.
Enseguida le ofrecí entonces: ¿Querés que te haga de porteador y te lleve el equipaje pesado?, venite conmigo cuatro días.
Ahí nomás me estrecho su mano e hicimos trato.

viernes, 5 de marzo de 2010

TUS ESPACIOS

Ocurrió cierta noche en casa.
Después de la sobremesa.

Siempre nos habíamos ido,
Después de esos momentos,
Cada uno a su lugar.
Hasta que me bajaba el sueño.
Y te dejaba como sola en la casa.

Ese día te seguí a tu espacio,
Y descubrí todo un mundo de emociones.
Que nunca antes había podido sentir.

Me di cuenta de muchas de tus cosas,
Que me había venido perdiendo.

Me las había perdido por meses
Y hasta por años.

Pero ese día,
Siendo como un invasor en tus tierras,
Comprendí todo lo bella que eres,
En la quietud de esos...,
Tus espacios.

jueves, 4 de marzo de 2010

PRODIGALIDAD

¿Qué es esto de la prodigalidad?
Imagínense que una persona vive no solo de realidades, sino también de ficciones.
Su vida es en parte realidad, hechos y actos y por otro lado es como una película u obra de teatro y una actuación o representación de diversos personajes.
¿Cuándo pasa de la realidad a la ficción?
Pues cuando la realidad se le ha puesto demasiado pesada y difícil y de alguna forma debe escapar de ella, siendo la mejor forma de hacerlo; saltando a la ficción de su vida.
En esa ficción, lo primero que la persona hace, es observarse a si misma en el aspecto meramente formal.
Se fija en la manera cómo está vestida, repara en como se mueve, mira detenidamente en qué lugares se esta manejando, observa con quiénes se está relacionando y presta particular interés a los sueños de estas personas con las que se está relacionando, para intentar luego transmitirles esperanzas en que tarde o temprano se les irán cumpliendo esos sueños.
Poco a poco comienza a crear en su mente una “nueva forma personal” y un nuevo personaje para representar.
Se hace también una idea de la obra que le va surgiendo en la mente y de toda su ambientación.
Se va colocando en las situaciones de productor, dramaturgo, actor y director. Todos metidos en la misma obra y la misma persona.
Como es lógico suponer, los diversos personajes que van cobrando “vida”, requieren de muchos útiles, guiones, vestuario, escenografías, personajes secundarios con quien entablar los diferentes diálogos y por encima de todo; público, aunque este público termine siendo nada mas que él mismo.
¡Todo esto para que la obra termine siendo perfecta!...
Pero la mayor perfección se va logrando cuando el polifacético artista y “hombre de negocios”, llega a no tener ni la mas remota idea de que se trata de una nueva obra de teatro y que se está representando un nuevo papel.
El autor Castaneda, en su obra: Las Enseñanzas de Don Juan y la saga que le continuó, le llamaba a esta sensación: mover el punto de encaje y acechar, cosa que estaba íntimamente con el ensueño, o con lo que nosotros podríamos llamar: “soñar despierto, o sencillamente imaginar con toda la fuerza del mundo” (Incluso hasta llegar al mismísimo delirio).-
El productor de ésta nueva obra de teatro debe realizar los “negocios” y celebrar los contratos que hagan falta para el montaje y por ello este personaje comienza a echar mano de innumerables recursos que tiene a la mano para adquirir su escenografía, generalmente se vale del recurso del crédito o el despilfarro de su capital.
El pródigo entonces se vale del crédito, cuando no tiene un patrimonio personal lo sufientemente protegido por su familia, para adquirir todo lo que sus diferentes personajes requieren para la obra que está a punto de estrenarse. Y no hay nadie capaz de hacerle entender que se esta tratando de una ficción mas, pues como lo hemos dado a entender él ha movido su punto de encaje y está percibiendo una "realidad aparte" y diferente a la convencional y valga la redundancia; tal “realidad”, le parece sumamente real e indiscutible.
Solamente aquel pródigo que está muy bien psicoeducado puede llegar a percibir que algo anda mal con él y con esta pequeña toma de consciencia, no puede, ni remotamente recuperar el control de si mismo, y mucho menos frenar su delirio. Lo máximo que puede hacer es “tocar el timbre” de su psiquiatra para pedirle ayuda.
Su médico de cabecera le indicará por teléfono que aumente la dosis diaria de risperidona, divalproato de sodio y demás medicamentos prescriptos, y le dirá que tratarán el asunto en la próxima sesión.
Si la situación es grave, le adelantará ese turno.