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jueves, 4 de marzo de 2010

PRODIGALIDAD

¿Qué es esto de la prodigalidad?
Imagínense que una persona vive no solo de realidades, sino también de ficciones.
Su vida es en parte realidad, hechos y actos y por otro lado es como una película u obra de teatro y una actuación o representación de diversos personajes.
¿Cuándo pasa de la realidad a la ficción?
Pues cuando la realidad se le ha puesto demasiado pesada y difícil y de alguna forma debe escapar de ella, siendo la mejor forma de hacerlo; saltando a la ficción de su vida.
En esa ficción, lo primero que la persona hace, es observarse a si misma en el aspecto meramente formal.
Se fija en la manera cómo está vestida, repara en como se mueve, mira detenidamente en qué lugares se esta manejando, observa con quiénes se está relacionando y presta particular interés a los sueños de estas personas con las que se está relacionando, para intentar luego transmitirles esperanzas en que tarde o temprano se les irán cumpliendo esos sueños.
Poco a poco comienza a crear en su mente una “nueva forma personal” y un nuevo personaje para representar.
Se hace también una idea de la obra que le va surgiendo en la mente y de toda su ambientación.
Se va colocando en las situaciones de productor, dramaturgo, actor y director. Todos metidos en la misma obra y la misma persona.
Como es lógico suponer, los diversos personajes que van cobrando “vida”, requieren de muchos útiles, guiones, vestuario, escenografías, personajes secundarios con quien entablar los diferentes diálogos y por encima de todo; público, aunque este público termine siendo nada mas que él mismo.
¡Todo esto para que la obra termine siendo perfecta!...
Pero la mayor perfección se va logrando cuando el polifacético artista y “hombre de negocios”, llega a no tener ni la mas remota idea de que se trata de una nueva obra de teatro y que se está representando un nuevo papel.
El autor Castaneda, en su obra: Las Enseñanzas de Don Juan y la saga que le continuó, le llamaba a esta sensación: mover el punto de encaje y acechar, cosa que estaba íntimamente con el ensueño, o con lo que nosotros podríamos llamar: “soñar despierto, o sencillamente imaginar con toda la fuerza del mundo” (Incluso hasta llegar al mismísimo delirio).-
El productor de ésta nueva obra de teatro debe realizar los “negocios” y celebrar los contratos que hagan falta para el montaje y por ello este personaje comienza a echar mano de innumerables recursos que tiene a la mano para adquirir su escenografía, generalmente se vale del recurso del crédito o el despilfarro de su capital.
El pródigo entonces se vale del crédito, cuando no tiene un patrimonio personal lo sufientemente protegido por su familia, para adquirir todo lo que sus diferentes personajes requieren para la obra que está a punto de estrenarse. Y no hay nadie capaz de hacerle entender que se esta tratando de una ficción mas, pues como lo hemos dado a entender él ha movido su punto de encaje y está percibiendo una "realidad aparte" y diferente a la convencional y valga la redundancia; tal “realidad”, le parece sumamente real e indiscutible.
Solamente aquel pródigo que está muy bien psicoeducado puede llegar a percibir que algo anda mal con él y con esta pequeña toma de consciencia, no puede, ni remotamente recuperar el control de si mismo, y mucho menos frenar su delirio. Lo máximo que puede hacer es “tocar el timbre” de su psiquiatra para pedirle ayuda.
Su médico de cabecera le indicará por teléfono que aumente la dosis diaria de risperidona, divalproato de sodio y demás medicamentos prescriptos, y le dirá que tratarán el asunto en la próxima sesión.
Si la situación es grave, le adelantará ese turno.

1 comentario:

Alma Mateos Taborda dijo...

Maravilloso trabajo, con reflexiones profundas, para pensar hondo. Excelente! Un abrazo.