Existe en mi memoria un antes y un después abrumadoramente separados por un abismo enorme, que se abrió después del terremoto.
Y me cuesta narrar mi vida como una sola vida. Parecen que hubieran sido dos. Así lo siento de verdad.
Y sin embargo hay tantas cosas, hechos y personas que unen ese pasado mío con mi presente.
Hay otras circunstancias que me separan por completo; No conozco a las nuevas personitas que nacieron "en aquel otro lado", desde que ocurrió ese terremoto y quedé de este otro. Solo conozco las nuevas almas que nacieron aquí. Todo lo que une a una y otra orilla del abismo sumado, son como un estrecho puente colgante de lo más vertiginoso y que nunca me animé a cruzar, para ir a ver aquel viejo Pueblo; ¿Cómo creció, cómo se desarrollo? No me animé nunca a ir a verlo, y a pesar de haber sido, cuando vivía del otro lado, un "temerario" al que ningún puente, por peligroso que pareciera, me iba a parar mi deseo de conocer lo desconocido.
Cuando ocurrió el terremoto y las tierras se dividieron, yo me caí por ese abismo y quede agarrado de una plantita, que parecía sumamente frágil y que sin embargo me aguató y por la que pude subir hasta suelo firme. Pero la impresión de caer en las profundidades, fue tan dramática, como lo ha de ser este relato. Y ahí adquirí el vértigo para siempre y ¡Gracias a Dios!
Cuando estuve un poco mas recuperado de mi shock, baje con una soga a buscar esa plantita que me salvó la vida, la saqué de su lugar y la planté en la tierra firme. Ahora es un árbol hermoso, que me da sombra y me protege del granizo.
No era tan frágil como parecía, cuando lo único que veía era ese abismo debajo de mí y donde yo creía que de un momento a otro, se iba a quebrar, sucumbiendo, sin más ni más.
Fue muy, pero muy resistente, aunque se mostraba de lo más humilde y sencilla, resistió todo mi peso por un buen tiempo, hasta que estuve otra vez de pie y seguro.
Amo tanto a éste árbol que se convirtió en mi hogar y en parte de mi mismo, como así también, yo me convertí en parte de él (ella). Y muchas veces quisiera "anular” esos recuerdos, para poder iniciar el cuento, desde que estoy aquí en esta otra tierra, y poder así contar una sola historia unipolar y no tan bipolar.
Esa es la verdadera historia de mi vida, debatiéndome siempre entre los extremos y buscando casi con desesperación el centro en todo momento. (Mi disciplina: La disciplina de la Ecuanimidad) (La virtud a la que aspiro: La Templanza).-
Estas cosas se comienzan a adquirir desde que uno madura.-
Me despido y espero recibir pronto sus noticias.
Leandro J. Alippi
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